Era una tarde soleada, de esas en las que los crepúsculos son dignos de admirarse en todo su esplendor. Apenas soplaba el aire y yo me solazaba en la banca viendo a los transeúntes y pensando en la inmortalidad del cangrejo, cuando se acercó la señora y sentenció imperativamente a su pequeño "no te andes mucho Juan".
Casi acababa el día y no había conseguido material para esta página. ¡Bendita señora! "No te andes mucho" equivale a decir "No te alejes de mi vista", "No vayas más allá de donde pueda verte".
domingo, marzo 20, 2005
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