lunes, febrero 11, 2008

El chapeador

Uno de los oficios más humildes en Mérida es el de chapeador. Cuando uno escucha el nombre se pregunta ¿qué es exactamente a lo que se dedica un chapaeador? Muy fácil: se dedica a chapear el monte. Un chapeador es un casi-jardinero. Lo que hace es asegurarse de que el césped sea mantenido a raya y no crezca demasiado. Así, si la maleza cubre un determinado terreno, como ocurre regularmente con los baldíos o con aquellos que son descuidados por los propietarios, el chapeador entra en acción y elimina las yerbas, los espinos, las plantas silvestres y restaura el orden de ese pequeño espacio.
Acá en la península llamamos monte a toda extensión por la cual crece la vegetación sin más cuidado que el procurado por su caos interno. En otras partes de la República un monte es, precisamente un montículo de tierra, una elevación en el terreno, una protuberancia, un accidente orográfico menor. Aquí simplemente no habría montes en ese sentido porque la península es completamente plana. Tanto así que las únicas protuberancias que conocemos son los topes antes de las líneas cebra del paso peatonal. Es tan plano el terreno que si uno se sube a una silla casi puede ver el mar.
Por ello, cuando uno quiere deshacerce de una compañía desagradable simplemente puede proferir algo así como: "Vete a chapear el monte"